La bruja...

A los 16 años había aprendido a leer las cartas. Ella y sus amigas entraron en una tienda donde una tarotista les leyó el porvenir, y sí, estaba escrito: advirtió que un hombre la intentaría anular y debía huir de él. Y sí, pasó, sólo que años después, y al menos, podía cambiar...

Fue a la tienda. Esa mujer ya no estaba allí, pero consiguió a base de esfuerzo, y aunque no era legal, el teléfono de ella. La llamó. Quedaron. Se vieron.

Un té y una conversación muy larga sobre lo sucedido. La tarotista, quién casi ni creía en sus lecturas, la recordó.

- ¿Sabes? Personalmente, no creo mucho en mi trabajo, pero un 90% de las personas me dicen que acierto. Yo espero que no sean adictos a estos juegos, pero mucha gente se pierde en estos juegos... No me gustaría que tú lo hicieses... Orientar sí, pero sabes que es azar y probabilidades...

- Me gustaría pedirle que me enseñase a leerlas, ¿lo harías?

- Con la condición de que no te dediques a ello y no te obsesiones, podrías perderte. Como esas parejas que dejan de estar juntas sólo porque su signo no es compatible astrológicamente y se quieren, pero creen más en el romanticismo de la ciencia incierta que en su día a día...y viven con esa tristeza amorosa diaria...

- Sólo quiero aprender. Un hobbies. Volver a camarera, me da miedo, pero puede que sea lo que deba hacer para ganar dinero...

- ¿Por qué no cambias de sitio? ¿Sabes la cantidad de restaurantes, hoteles, sitios de lujo, que buscan gente? En Cala Mayor hay un grupo de hoteles cuyo director es muy majo... Podrías venir cuando acabases el turno de mañana, hasta la hora de comer.

- Pienso que un ambiente estándard me conviene más. Bien, te haré caso, ¿por quién tengo que preguntar?

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