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Mostrando entradas de junio, 2023

La bruja...

A los 16 años había aprendido a leer las cartas. Ella y sus amigas entraron en una tienda donde una tarotista les leyó el porvenir, y sí, estaba escrito: advirtió que un hombre la intentaría anular y debía huir de él. Y sí, pasó, sólo que años después, y al menos, podía cambiar... Fue a la tienda. Esa mujer ya no estaba allí, pero consiguió a base de esfuerzo, y aunque no era legal, el teléfono de ella. La llamó. Quedaron. Se vieron. Un té y una conversación muy larga sobre lo sucedido. La tarotista, quién casi ni creía en sus lecturas, la recordó. - ¿Sabes? Personalmente, no creo mucho en mi trabajo, pero un 90% de las personas me dicen que acierto. Yo espero que no sean adictos a estos juegos, pero mucha gente se pierde en estos juegos... No me gustaría que tú lo hicieses... Orientar sí, pero sabes que es azar y probabilidades... - Me gustaría pedirle que me enseñase a leerlas, ¿lo harías? - Con la condición de que no te dediques a ello y no te obsesiones, podrías perderte. Como esas

El ama de llaves

Se apañaba bien en la casa, y siempre la tenía limpia y con lo necesario. No le faltaban alimentos ni otros productos caseros, y había aprendido a ahorrar. Sabía que no siempre lo caro era lo mejor ni cundible, y se decidió por revisar las ofertas de "1001 y un anuncios". Entonces, eligió cambiar de vida, con lo aprendido: entraría a trabajar como ama de llaves de una mansión alejada de la ciudad, destino privado, cinco días a la semana, librando martes y miércoles, donde estaría residiendo con la familia 24 horas diarias. Compras, aprovisionamiento, arreglos, cámaras, medicamentos. Había una cocinera, dos mujeres de limpieza, y una jardinera. La familia, un matrimonio de lesbianas que había adoptado cuatro niños y cuya madre de una de ellas vivía en la residencia con la pareja e hijos, sólo quería mujeres: igualdad y empoderamiento, sin discriminar, y comodidad femenina.  Y sí, eran felices, trabajaban, pero cada día era una fiesta, aunque tuvieran estética del siglo XVIII,

La estancia en el hospital

Lavado de estómago de urgencias. Sí,nunca le había sucedido, pero ahora, sí.  Ahora había perdido el control, definitivamente. Pastillas, líquidos y tristeza. "Buena mezcla para componer... si fuese cantante", se dijo. Se miró aquél brazo. Se miró las piernas. Recordó la conversación de la última noche juntos, antes de dormir, y lo mucho que él le decía que la deseaba, y que empezaba a tener sentimientos por ella... Ese último encuentro buscado por él a medianoche...y ese café que tomó llorando, cuando por la mañana, al despertar y aceptar la taza, le dijo que ya no sentía lo mismo... Que se había adelantado, pero que el sentimiento hacia ella era inexistente... Que para él era sólo una más, y no la mujer especial que quería para pasar el resto de su vida, y que era mejor no relacionarse, o lo mínimo en el curso en el que coincidían... mientras vio que alguien le mandaba mensajes al móvil... Recordó que ella había empezado a estudiar, pero que la fiesta nocturna le llenaba lo

El teléfono verde

Le gustaba ayudar. No era la más apropiada, se dijo, ni la experta, ni la profesional... Pero algo podía hacer. Podía seguir estudiando y ejerciendo de voluntaria. Siempre con profesionales aptos, no con esa gente que no tiene empatía e impone sus gustos y criterios sin permitir a los demás hacer su vida... Lo mejor, el teléfono anónimo, hablaría y ayudaría, intentaría ayudar a encauzar, aliviar, socorrer o poner en contacto con profesionales especializados...  Y se apuntó. Seguía con farmacia, y entre fórmulas, la ayuda. Hablaba con adolescentes, jóvenes, mayores, mujeres abandonadas, hombres desesperados, rehabilitados, ex criminales que no encontraban ayuda, drogodependientes... Pero un día oyó su voz: "yo quise eliminarla...y casi se elimina... Fui culpable de que se sintiera mal... Y no hice nada...". Y le reconoció...

Mi librería propia

Entonces, tras mirarse en el espejo, lo vio y comprendió. "¿Por qué me estanco en historias así? ¿Por qué elijo estas historias en mi vida, cuando podría tener otras?". Y se acordó de esos libros. Los libros que leía. Libros de cuentos, de historias, romances, autoayuda, comprensión, historia  e intrigas... Libros que le hacían vivir, pero no sufrir, en una dimensión paralela. Y había tantos... "¿Y sí abrirse una librería?"... Decidió que debía abrir una librería. Sí, ya había algunas, ya tenían varias bibliotecas, pero no todos los libros, ni comics, ni colecciones, ni títulos... Una librería con novedades y antigüedades. Una librería única en un sitio único. En un pueblo único... Se fue a Santa Ponça a vivir. Había mucha fiesta, pero pocos libros. Triunfó. La "comidilla". Hasta en la madrugada le hacían pedidos para la mañana siguiente, en la web propia creada, todo era más fácil. Libros en inglés, catalán, español... Para la gente del pueblo, ciudad, tu

Última hora

Dar las noticias y contar lo que ha pasado. Concienciar, no sólo sobre posibles suicidios o muertes, sino catástrofes, familias, acontecimientos... Avisar lo que ocurre, pero para poner solución.  Olvidarse de su "yo" , y ver una realidad diferente, para querer más de lo que se tiene... Y vivir mejor, más feliz, más concienciada, con madurez... Este accidente le sirvió para plantearse el periodismo. Mejorar comunicación, habilidades, empatizar, observar y conocer. Ser más precisa. Conocedora. También pensando si podría estar en acontecimientos y eventos interesantes, fiestas y diversiones varias. ¿Conocería a algún hombre que no fuese tan estúpido como el último a quién había amado? Eso, lo de menos. Quizás mejor si se mudaba a la Universidad de Madrid. La Complutense. Y después, un verano en Corea, que había leído de unos programas especiales de intercambio remunerados con habitación y dieta incluidos... Un buen reinicio. Y abrió la puerta de esa habitación donde había pasad

The volunteer experience

"¿Y si fuera más solidaria?". Quizás era muy egoísta pensando siempre en sí misma, y en sus historias, centrarse tanto en ese hombre que, al final, sólo la despreciaba, no era lo que realmente quería en su vida. Se sentía culpable por haber jugado a ser "la mejor" de sus amigas, las había perdido por coquetear con los chicos con los que salían, y aunque nunca lo contó, se arrepentía de haber tenido relaciones a escondidas con algunos de esos hombres que sólo eran un pasatiempo para ella. Decidió que debía ser algo diferente. Y hacer algo diferente. Tenía ahorrado algún dinero (el bar de copas pagaba muy bien aparte de las propinas), y quizás debía realizar alguna cambio en su vida que le aportará más espiritualidad y valores, y no pretender siempre ser el centro de atención. Se sentó frente al ordenador, se puso a buscar y encontró varias webs relacionadas con voluntariados, algunas, al extranjero. Le gustó la posibilidad de poder viajar y obtener alojó y comida dur

¡En Hollywood!

¿Y si me fuese a Hollywood? Sí, ya sé que es difícil, pero nunca se sabe... Y siempre puedo hacer varias cosas si no soy actriz, mientras, ganarme la vida como camarera en un Burguer o dar clases de español. De extra, puedo empezar de cameos. Quizás también trabaje dentro de otra cosa, maquilladora, vestuario, compras, catering, limpieza... Actuar, y conocer gente. ¿Por qué no? La verdad, después de esto, y viendo que cogen a cualquiera para hacer de extra (ya vi algunos engreídos que conocí especialmente haciendo de deportistas), no está mal ir a probar. Haré las maletas cuando salga, tendré suerte, seguro. Como en Google...

Enfermera

Tenía vocación de ayudar. Le gustaba que la gente estuviera bien, sana, y se miró al espejo y se dijo:"Yo también. ¿Qué hago así?". Se recogió el pelo en una coleta y se puso a leer uno de esos libros de Bachillerato, de cuando estudiaba la opción de Ciencias Naturales, y se acordó de la conversación con Liria, una eventual compañera: "quizás deberíamos ser enfermeras y luego doctoras, y ayudar a curar". Y sí. Optó por matricularse, ya que estaba abierto el plazo, y decidió hacer cambios significativos. Vació las botellas de alcohol, eliminó las cajas de cigarros que le quedaban, y también algunas prendas, que ya no eran de su gusto. Se alejó del bar, de los cócteles, eligió cambiar de corte de cabello y volverse más formal. Encontró empleo en una cafetería diurna, que le permitió adaptar horarios de estudios al trabajo, y se apuntó a un gimnasio, donde conoció a un hombre muy interesante...

La niñera

Le gustaban los niños, pero era joven para tenerlos. Y menos, sin tener nada más que un bachillerato acabado y 22 años. Eligió empezar Universidad, en septiembre, y como bien se sabe, del aire no se vive, y envió varios CV. Vio una oferta en una agencia, "aur pair en Estocolmo", pero no era el momento. No obstante, entró, preguntó y se apuntó para la zona de residencia. Y la llamaron. Martes y miércoles por la tarde con Laura, ballet y repaso; jueves, viernes tarde, sábados y domingos, completo, Luna y Érika, en estudios y tiempo libre. Y lunes, libre, "los lunes al sol", decía ella, como el título de esa película tan triste de personas que no trabajaban ni estudiaban... Mañanas de Universidad a distancia, tardes familiares. Añoraría a sus amigas, pero era mejor un contacto menos frecuente, quizás más tecnológico, y cambios de vida, hábitos, y centrarse en su carrera de Educadora, profesora en colegios, y practicar sus habilidades educativas con las niñas que cuidab

Nace "Daisy Jones"

Se decantó por el magisterio musical. Aprendió guitarra de pequeña, siguió en el instituto, y guardaba aquella guitarra acústica que había dejado de tocar hace unos meses, y, tras cuatro años, consiguió pasar el curso con excelentes notas. Se divertía estudiando, componía enseguida que tenía alguna idea o sensación en la cabeza, y, algunos fines de semana en invierno y todos los de verano, tocaba en el pub de su vecino. Era como aquél sitio donde, de adolescente, sus amigos perdían el control bailando, cantando  viviendo experiencias hippiescas, pero más moderadas, pero con más espacio para el público. Telas en la pared, sofás ocupados por varias parejas, olores a incienso, combinados diversos, cuadros de grupos y cantantes en la pared, y su voz, de fondo. Sus conciertos siempre se llenaban. Aforo completo. Risas, voces de fondo, ilusión, y a veces, notas dramáticas que hacían llorar a sus fans, emocionados, colocados o no de sustancias legales e ilegales, o ingiriendo un simple vaso d

El primer intento

Instituto. Hablamos de hace cinco años. No es tan loco. Viendo que no era tan bonita como le gustaría ser, que no tenía amigas allí y que ese chico la había grabado en el wáter tras engañarla diciendo que quería ser su novio... No, no era la primera vez que abusaba de pastillas. Sí, tras ello, se puso muy nerviosa. Publicaron ese vídeo en Youtube, y se enteró por las risas de esos chicos en el pasillo, quienes pusieron el vídeo con volumen y no lo quitaron hasta la intervención de los profesores, quienes tuvieron que pedir la eliminación en la web y llevarla al pac. La doctora le recetó pastillas benzodiacepinas una semana, que compró con su madre por la tarde tras la siesta en la farmacia, pero ella tomó dos semanas. Y la última toma, en el bar, con aquél whisky, que se estaba tomando con su primera amiga de instituto, Rosa, desde que Manuela se había tenido que ir con sus padres a Zaragoza...  No fue a propósito. Pero ocurrió. Le contaba lo que le había pasado, y cayó desmayada. Ya v

La profesora racional

Iba a ser profesora social. Pero nada convencional. Aunque sí optaría por sacarse una plaza, en colegio o instituto, o trabajar en centros sociales, haría viajes a otros países donde la gente no tenía esa posibilidad, y sólo recibían nociones, ideas y simples reglas. Quería que la gente pensase, opinase. No quizás romper con lo convencional, pero sí abrir el camino a lo alternativo,a que no fuesen tan sumisos, a romper los mitos y a enseñarles a ser independientes. A que aprendiesen, y no fuesen sólo simples esclavos en mundos occidentales, prostitutas o sirvientas, y supiesen utilizar su mente. Que el mundo no era ni tan rosa ni blanco, y que no sólo se escuchaba reggaeton, rock o timbales. Y así lo hizo. Se sacó la carrera de Educadora Social, una plaza en la Consejería de Cultura, y cada verano improvisaba viajes al extranjero, países y pueblos desconocidos que visitaba con su amiga Silvia del Ejército, en avioneta privada previa solicitud y documentación reglamentaria solicitaba an

Introducción

Triste y aturdida, ya no sabía qué hacer. Era un fracaso, una decepción, había invertido tanto esfuerzo y decepción que ya no estaba motivada para nada más. Y esa última borrachera, ese abuso de alcohol y pastillas, porque horas antes había tomado un par de valiums que seguramente habían caducado, y, mezclando con ese whisky, bueno no era. Salió de urgencias, triste y desolada, aunque en parte, alegre por haber sido sólo un exceso más que dejar en el pasado.  Llegó a casa, y soltando su melena al viento, se miró al espejo. Era joven y bonita, inteligente, pero esa aventura le había hecho mucho daño. Y sollozando, por lo que había hecho, se sintió culpable de haber querido matarse.  "Al menos no me dio por cortarme o dañarme"- se dijo, recordando el capítulo de "El artista del hambre", capítulo de CSI, que tanto le había emocionado. Entonces, miró la ventana. Estaba abierta, y mostraba la playa, la arena, el mar azul en calma. Y se preguntó y autoafirmó que debía cam